Resumen:
El dormirse al traqueteo del tren organiza la arrullada ilusión ante la destemplanza del exilio en un niño de 8 años. La historia de Fénix continúa aquí su aventura; atrás quedó su Ipolyság natal. Por delante, un tren que entra a la estación de Praga y un trasbordo para por fin salir y respirar.
En un barco rumbo al sur, Fénix sentirá el primer contacto con la infinitud del mar; en el recuerdo, su inocencia socavada para siempre por la guerra. Luego, la vorágine de la vida. Los años de la adolescencia, como contracara de la severa autoridad materna, llegarán con la ampliación del horizonte: amigos, lectura, libertad. Enseguida, el aprendizaje del sexo y del amor más pleno hecho carne en el erotismo, los ámbitos universitarios, el renacimiento de lo nuestro, y la militancia en los 70.
En la segunda parte de esta novela le acontece la categórica traslación desde Longchamps a Buenos Aires. El estudio, el primer trabajo, el oro y el dólar, su propio negocio de anticuario, el casamiento, los hijos, una pasión inesperada y perturbadora dentro del clima enrarecido y de desconfianza hasta de la propia sombra en que se vivía en esa Buenos Aires. La vida de Fénix es una búsqueda de la búsqueda en sí misma.
La crisis, un intento del suicidio del padre, partida hacia un nuevo espacio, un nuevo nombre de país y a la espera. Desde una sutil y entramada dinámica de dos ejes -el pasado y el presente-, el narrador adulto expone su ironía y su fuerza narrativa para contar la vida del niño que fue, ese Fénix que insiste en renacer y pervivir desde la memoria, en la fuerza del acto más humano: el escriturario. Y en medio, la aventura de vivir y de inventarse a cada instante para poder lograrlo.