Resumen:
¿Cómo es posible y cuáles son las razones para que un niño de ocho o nueve años, desde los confines de la tierra (quizás un poco más acá), llegue en un barco a un puerto que bien podría ser el de Buenos Aires? No traerá a sus padres, ellos serán los que lo traerán a él. No tendrá más riquezas que la ropa que llevará puesta y algunas mudas.
Esta será la historia de Fénix y su riqueza más valiosa estará en su alma: la historia de toda una guerra. Sí, será valiosa porque es la única que tendrá, sin embargo, a pesar de sus momentos de intenso dolor, tendrá sus momentos de intensa felicidad. Habrá visto ojos abiertos cuyo azul no necesariamente será el del cielo infinito que reflejan. Habrá visto cómo se llevan a su mejor amigo con ropa oscura y una hermosa estrella amarilla en su saco, para no volver a verlo nunca más.
Habrá visto campos incendiados, habrá jugado con resaca de armas auténticas, habrá probado el vodka, la grapa rusa. Y nunca, pero nunca podrá olvidar a Judit, la que fue su madre sustituta, su niñera y su amante. Hasta qué punto, no lo sabe, pero habrá aprendido el valor, el infinito placer (la suavidad, el calor, la tersura, un dulce final) que puede brindar una niña que es apenas mujer o es mucho más: una madre sustituta que le brinda la posibilidad del incesto sin pecado.