Los niños, incluso los más formales, discuten, riñen y se pelean cuando estén juntos. ¿Por qué? La clave es la competitividad. Todos quieren ganar. A los tres, cinco, siete, nueve o incluso once años, tu hijo no estará tan acostumbrado como un adulto a aceptar la derrota como algo pasajero. Entonces, ¿cuál es la solución para conseguir un poco de paz y tranquilidad? Los juegos y las actividades no competitivas. Los juegos de este libro no tienen carácter competitivo, por lo que todo el mundo gana. Hay actividades deportivas, actividades tranquilas, actividades que requieren pensar y otras para tas que sólo hay que soñar despierto. En todos los juegos se indica la edad aconsejada para practicarlos.
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